Una de las posibles salidas para las empresas en el escenario postpandemia pasa porque aumenten su tamaño mediante la adquisición de otras compañías, a las que puedan controlar, dando origen a grupos empresariales. De hecho, soy de los que piensan que en los próximos meses proliferarán los movimientos empresariales en esta dirección.
Esta estrategia puede permitir que las empresas que la acometan, aumenten su volumen de ventas, reduzcan los costes, aprovechen ventajas competitivas o consigan beneficios fiscales. No obstante, y especialmente desde el entorno de las pymes, a veces se es reacio a comprar otras compañías ante las complicaciones que ello puede acarrear, como tener que consolidar las cuentas contables.
Dispensas a la obligación de consolidar
En este sentido, hay que señalar que contablemente deben consolidarse los grupos de sociedades que se forman por una sociedad dominante más sus dependientes a las que controla, incluyendo en el proceso también otro tipo de sociedades como las multigrupo y las asociadas. El objetivo es mostrar la situación patrimonial del grupo como si se tratara de una única entidad económica.
A pesar de ello, hay una serie de excepciones, fundamentalmente por razón de tamaño y por dependencia de un grupo mayor. Concretamente en el caso del tamaño, están exentos de consolidación contable, los grupos que no superen dos de los tres límites siguientes: que el total de las partidas del activo consolidado sea superior a 11,4 millones de euros; que la facturación consolidada sea superior a 22,8 millones de euros, o que el número medio de trabajadores del grupos sea superior a 250. Estos límites dejan fuera de la obligación legal de consolidación a muchos grupos de empresas que podríamos considerar de tamaño pequeño.
¿Qué razones existen para consolidar de forma voluntaria?
La pregunta a hacerse es si, a pesar de no existir obligación a efectos legales, puede ser interesante consolidar las cuentas del grupo. Se me ocurren varios motivos para hacerlo:
1. Mejorar la imagen fiel. La primera razón es precisamente el objetivo último que se persigue con la consolidación contable, que no es otro que el de lograr una imagen más fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de las sociedades del grupo. En este sentido, hay que tener en cuenta que las cuentas individuales omiten información relevante de las operaciones que se realizan entre empresas del grupo.
2. Conocer mejor la generación del resultado. La consolidación muestra, tras los procesos de homogeneización, agregación de partidas y eliminación de las operaciones internas a nivel de grupo, en qué sociedades del mismo se están generando realmente beneficios o pérdidas.
3. Mejorar la posición negociadora con terceros. Presentando las cuentas consolidadas del grupo se puede mejorar, por ejemplo, la negociación que se entabla con las entidades financieras, o con los proveedores al acordar las condiciones del crédito comercial.