13 mayo 2024
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Planificación financiera en el entorno BANI

En el incierto entorno actual, una serie de pautas pueden guiar a los responsables de realizar el proceso planificador en la empresa.
 

Mario Cantalapiedra - Economista


En el mundo empresarial, existen decisiones que deben tomarse con antelación, debido al impacto significativo que tienen en la estructura económico-financiera de la empresa, en su desarrollo futuro e incluso en su supervivencia. Estas decisiones deben fundamentarse en un proceso de planificación financiera bien estructurado.

La planificación es un intento de decidir hoy lo que haremos mañana, reduciendo la incertidumbre tanto como sea posible. Este desafío se amplifica en un entorno turbulento como el actual, que se define comúnmente por el acrónimo BANI (por sus siglas en inglés): frágil, ansioso, no lineal e incomprensible. Sin embargo, la necesidad de planificar sigue estando vigente.

Planificar es igual de necesario en una gran empresa que en una pyme. No obstante, es evidente que el nivel de complejidad del proceso planificador en una pequeña empresa será menor, adaptado a sus características específicas.

 

Pautas del proceso planificador
 

Aunque es difícil establecer un modelo único de planificación que sea válido para todas las empresas y en todas las circunstancias, creo que es útil destacar algunas pautas generales que pueden guiar a los responsables de este proceso a resolver su problema específico:
 

  1. Objetivos claros. Es esencial obtener de la dirección de la compañía el establecimiento de objetivos claros. Solamente con metas bien definidas podremos elaborar un plan financiero adecuado.
  2. Recursos suficientes. También es muy importante que la dirección se involucre en el proceso de planificación, proporcionando los recursos necesarios para su implementación. Estos recursos no han de ser solamente financieros, sino también relativos al flujo de información, humanos y organizativos.
  3. Integración de áreas. Todos los estamentos de la compañía deben participar en el proceso planificador y suministrar las variables necesarias para construir el modelo y obtener las previsiones.
  4. Mentalidad financiera. Al planificar, es necesario priorizar la mentalidad financiera sobre la contable. Aunque los estados contables de la empresa suelen ser el punto de partida de los presupuestos, en el ámbito presupuestario es necesario operar con una perspectiva financiera, lo que puede requerir la modificación de algunos de los criterios que son utilizados en contabilidad.
  5. Flexibilidad. Deben adoptarse criterios flexibles, que puedan ser modificados en función de que la evolución de los datos reales no confirme las previsiones realizadas. Los presupuestos no deben ser elementos rígidos que deban cumplirse a rajatabla, sino que deben poder ser modificados con el tiempo si las circunstancias lo aconsejan.
     

Aunque pueda parecer que en el entorno actual es complicado planificar el futuro, en mi opinión, el proceso descrito se hace más necesario que nunca. Probablemente tendremos que trabajar con una perspectiva más a corto plazo, dada la dificultad de prever más allá, y realizar un control permanente de la evolución de las previsiones y su contraste con los datos reales, es decir, llevar a cabo un adecuado control presupuestario.
 

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