30 noviembre 2011
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Cuatro factores que condicionan el almacén de productos terminados de la empresa

 

 

Mario Cantalapiedra - Economista

En el almacén de productos terminados se encuentran los bienes que han pasado todas las etapas del proceso de producción y esperan ser vendidos, es decir están elaborados al cien por cien con respecto a todo el proceso productivo. En una empresa de tipo comercial es el único almacén de existencias que se podrá encontrar. La valoración de los productos terminados se determinará, de forma similar a lo que ocurría en el caso de los productos en curso, a través de la suma de los costes directos incorporados al producto más aquellos que de una forma indirecta se le deban imputar. Los cuatro factores que determinan el volumen del almacén de productos terminados son:

 

  1. Nivel de ventas. En primer lugar, el almacén de productos terminados de una empresa variará en función de las unidades que ésta sea capaz de vender en cada período.
  2. Política de producción. En el caso de una empresa que produzca en la modalidad bajo pedido o encargo prácticamente no existirán existencias de productos terminados, los cuales serán mucho más habituales en una empresa que produzca en serie. En este segundo caso, también influirá la política de la compañía en lo que concierne a producir series más o menos grandes de producto final que comercializa.
  3. Fuerza relativa de la empresa para traspasar sus almacenes de productos terminados a los clientes con los que trabaja. A través de descuentos en el precio de venta o ventajas de otro tipo que se puedan llegar a ofrecer, la empresa puede tratar de reducir la inversión en el almacén de productos terminados y vender más unidades a sus clientes, sobre todo a aquellos que le compren de un modo más habitual.
  4. Disponibilidad de la materia prima. Por último, la posibilidad de conseguir las materias primas de forma regular a lo largo del año o solamente en momentos puntuales del mismo, determina la producción de la empresa y también el almacenamiento de los productos terminados. De este modo, una cooperativa agrícola que produzca aceite de oliva concentrará la producción y almacenamiento del que Homero denominó “oro líquido” en unos meses determinados, en función de las fechas de recolección de su materia prima, la aceituna, a pesar de que la venta del producto fabricado pueda ser recurrente a lo largo de todo el ejercicio.
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