Chipre y el proceso de toma de decisiones de racionalidad limitada
Mario Cantalapiedra - Economista
Tras los acontecimientos vividos con el rescate a Chipre y las medidas impuestas a sus ahorradores, sin tener muy claro las consecuencias que las mismas pueden acarrear al conjunto de Europa y al propio futuro de su moneda única, me pregunto sobre el proceso de toma de decisiones que han seguido los responsables del Eurogrupo, sobre la racionalidad de las decisiones que han llegado a tomar, las cuales son cuestionadas desde diversos frentes.
En este sentido, debemos recordar que la toma de decisiones surge como reacción a un problema, una discrepancia entre el estado actual de una cuestión y el estado deseado de la misma, como ocurre en el caso del estado de la economía chipriota. Decidir supone elegir entre dos o más alternativas, decantarse por una de ellas y, en principio, si creemos que los seres humanos somos racionales, hablaríamos de un proceso racional de toma de decisiones, el cual contemplaría las siguientes etapas:
El problema es que la mayoría de las decisiones en el mundo real no siguen el modelo racional, las personas se contentan con encontrar una solución aceptable o razonable más que la óptima y sinceramente creo que esto es lo que ha ocurrido en la cuestión chipriota. Estaríamos aquí ante lo que se denomina un proceso de toma de decisiones de racionalidad limitada, donde los individuos deciden mediante la construcción de modelos simplificados que extraen las características esenciales de los problemas sin capturar toda su complejidad, influyendo en su decisión aspectos tales como la intuición, basada fundamentalmente en la experiencia, que complementa y simplifica el análisis racional. Si este ha sido el modelo aplicado por los decisores del caso chipriota, confiemos en que su intuición esté en lo correcto, puesto que el futuro de muchos europeos está en juego. Desde luego, experiencia previa a nivel de zona euro en cuanto a quitas en los depósitos de los ahorradores no tenemos.