05 abril 2010
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Cervantes fue cobrador de morosos

Algunos profesionales que se dedican al recobro de deudas sienten vergüenza de su profesión e incluso algunos ocultan su verdadero trabajo cuando se les pregunta a que se dedican profesionalmente. El motivo es que en España aún existen muchos mitos acerca del cobro de los impagados y todavía perdura cierta leyenda negra sobre la actividad de la recuperación de deudas. Y si no que le pregunten a cualquier profesional del recobro cual es la reacción de la gente cuando informa acerca de cual es su ocupación; por lo general el “feedback” recibido no suele ser una muestra de afecto, sino más bien una mezcla de incomprensión y recelo. Pues bien todo aquel que se dedique o se haya dedicado al recobro de deudas, debe estar orgulloso de su oficio, ya que el más ilustre escritor español, Miguel de Cervantes y Saavedra, autor del Quijote, (la obra más universal en lengua española) fue un cobrador de morosos. Y además la tesis que yo defiendo como morosólogo, es que fue gracias a haber tenido este oficio de recaudador de deudas que Cervantes pudo escribir el Quijote.

Por Pere J. Brachfield, Morosólogo y Socio Director de www.morosologia.com

Algunos profesionales que se dedican al recobro de deudas sienten vergüenza de su profesión e incluso algunos ocultan su verdadero trabajo cuando se les pregunta a que se dedican profesionalmente. El motivo es que en España aún existen muchos mitos acerca del cobro de los impagados y todavía perdura cierta leyenda negra sobre la actividad de la recuperación de deudas. Y si no que le pregunten a cualquier profesional del recobro cual es la reacción de la gente cuando informa acerca de cual es su ocupación; por lo general el “feedback” recibido no suele ser una muestra de afecto, sino más bien una mezcla de incomprensión y recelo. Pues bien todo aquel que se dedique o se haya dedicado al recobro de deudas, debe estar orgulloso de su oficio, ya que el más ilustre escritor español, Miguel de Cervantes y Saavedra, autor del Quijote, (la obra más universal en lengua española) fue un cobrador de morosos. Y además la tesis que yo defiendo como morosólogo, es que fue gracias a haber tenido este oficio de recaudador de deudas que Cervantes pudo escribir el Quijote.

 

 

Cervantes fue cobrador de morosos

Vamos a ver estudiar en profundidad la biografía menos conocida de Miguel de Cervantes y ver su faceta de recobrador de deudas, y cómo esta etapa de su vida fue determinante para que pudiera escribir el Quijote. En el año 2005 con motivo de la celebración del cuarto centenario de la publicación del Quijote, mucho se escribió sobre su autor, Miguel de Cervantes en su faceta de escritor, sin embargo se revisó muy poco su trayectoria personal y los condicionantes sociales y económicos que rodeaban a Cervantes, así como los determinantes que favorecieron la creación del Quijote.

Hay que destacar que Cervantes a pesar de ser el autor de una de las obras más universales de la literatura, no se enriqueció con la publicación del Quijote, por más que el libro obtuviera un gran éxito después de su aparición. Por consiguiente Miguel de Cervantes fue un fracasado desde el punto de vista económico, y a pesar de haber escrito el Quijote, tuvo que vivir con estrecheces hasta su muerte. Se puede decir que Cervantes murió pobre, ya que su entierro fue sencillo e incluso estuvo sufragado por una orden religiosa y su modesta tumba no fue conservada para la posteridad, por lo que los restos de Cervantes desaparecieron sin dejar rastro.

La verdad es que Cervantes estuvo toda su vida acosado por las deudas y sufrió múltiples fracasos económicos e incluso fue encarcelado varias veces a lo largo de su infortunada existencia. Estas circunstancias también las padeció su padre, Don Rodrigo de Cervantes, cirujano de profesión (en aquella época era un oficio con similar prestigio social que el de sanador) que también padeció la persecución de los acreedores. En 1552 a Don Rodrigo, le fueron embargadas todas sus propiedades y fue a parar con sus huesos a la cárcel – a pesar de que intentó valer su condición de hidalgo para librarse de la prisión por deudas– dónde tuvo que pasar siete meses hasta su liberación. Después de haber luchado en Lepanto y en otras batallas, Miguel de Cervantes tuvo la desgracia de caer prisionero de los piratas berberiscos, y permaneció cautivo en Argel cinco años, hasta conseguir ser rescatado mediante el pago de un rescate.

Ahora bien a su llegada a la Península Ibérica en 1580 se encontró con la deuda contraída por su familia para pagar el rescate; consecuentemente nada más llegar a España, Cervantes ya estaba endeudado hasta las cejas y tardó cuatro años en reembolsar los préstamos que le consiguieron la libertad Para salir de la pobreza, Cervantes intentó “hacer las Indias”, y solicitó reiteradamente un puesto de funcionario en América como pago por sus servicios a la corona, empleo que le fue siempre negado por las autoridades. La verdad es que sin saberlo, el funcionario real que le denegó el empleo, fue responsable de que Cervantes se tuviera que quedar en España y que pudiera escribir el Quijote quince años después; si Cervantes se hubiera hecho rico en las Indias, probablemente nunca hubiera desarrollado su vocación de escritor. Asimismo ante la imposibilidad de conseguir un empleo y dada la necesidad de obtener unos ingresos de los que vivir, Cervantes aprovecha la ocasión para realizar sus primeras incursiones en el género teatral, obteniendo ciertos éxitos y algún dinero. Ahora bien en aquella época el oficio de escritor raramente daba para vivir, y Cervantes busca con tesón un puesto que le permita tener una seguridad económica.

En el año 1587 se produce un hecho relevante en la vida de Cervantes; gracias a las influencias de Diego de Valdivia, Alcalde de la Real Audiencia en Sevilla, Don Miguel obtuvo un puesto de comisario real de abastos para proveer a las galeras reales de la “Armada Invencible” que Felipe II proyectaba enviar contra Inglaterra. Con esta misión Cervantes inicia una etapa de su vida de la que poco se ha hablado, ya que Miguel de Cervantes se convirtió en un oscuro funcionario de la Corona Española, lo que obligó al escritor a recorrer Andalucía con la desagradable misión de requisar cereales y aceites para la campaña naval contra Inglaterra. Este oficio le causó graves problemas y sinsabores, como botón de muestra en Écija se enfrentó con la Iglesia por su excesivo celo recaudatorio y fue excomulgado; y lo que fue todavía peor, en 1592 fue encarcelado injustamente, acusado de vender parte del trigo requisado. Hay que tener en cuenta que la justicia española del siglo XVI era arbitraria y la prisión preventiva era la medida habitual ante la más mínima sospecha.

Una vez demostrada su inocencia, Cervantes es liberado y en 1594 es nombrado recaudador de deudas en mora de la hacienda real y enviado a cobrar los atrasos que se debían al Rey en Granada. Para ello el escritor tuvo que presentar una fianza que incluía todos sus bienes y los de su mujer. Durante varios años Cervantes trabajó como recaudador de morosos intinerante, pateando los caminos de Andalucía y persiguiendo a los deudores del Rey e intimando a los morosos que se querían escaquear de sus obligaciones con la Corona. Tal vez este trabajo le inspiró la idea de escribir las aventuras del Caballero Andante; pero lo que si es cierto es que las experiencias adquiridas en sus tareas como cazador de morosos le sirvieron, en su faceta como escritor, para incorporar ideas originales a sus relatos. El trabajo como cobrador de morosos real le produjo numerosos quebraderos de cabeza y pocos ingresos económicos; no obstante le daba para malvivir. Ahora bien, como siempre la mala suerte perseguía a Cervantes y en septiembre de 1597, después de haber depositado una importante suma de dinero que había recaudado de los deudores en un Banco de Sevilla, éste se declaró en quiebra y en consecuencia desaparecieron las sumas depositadas (en aquella época no existía el Banco de España para garantizar los depósitos), por lo que el pobre Cervantes, al no poder hacer efectivas a la Hacienda Real las cantidades recobradas a los morosos de la Corona dentro del plazo reglamentario, fue encarcelado por “moroso” en la prisión de Sevilla durante varios meses (como ya hemos explicado en aquella época no existía la presunción de inocencia y los imputados eran encarcelados sin miramientos). Lo único positivo de su estancia en prisión, fue que Cervantes empezó allí a escribir el Quijote, tal y como el escritor explica en el prólogo de su obra. Por fin en 1605, cuando Cervantes ya había cumplido 58 años, la publicación del Quijote le otorga la fama, aunque no fortuna.

Así pues existen dos grandes determinantes que motivaron a Cervantes a escribir el Quijote: que la Corona no le permitiera probar fortuna en América y que su empleo como recaudador de deudas provocara su encarcelamiento en la prisión de Sevilla. Seguramente si Cervantes no hubiera sido cobrador de morosos, no habría ido a la cárcel y nunca hubiera engendrado el Quijote.

Para más información sobre el recobro de impagados se puede consultar el libro “Cobro de Impagados y negociación con deudores” de Profit Editorial o la web www.morosologia.com

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