Conciliación entre el "cash-flow" como magnitud y como tesorería generada
Mario Cantalapiedra - Economista
El cash-flow o flujo de caja mide la capacidad que tiene una empresa para generar recursos líquidos durante un período de tiempo. No obstante, como ocurre con tantos otros términos económicos no tiene una única definición válida, por lo que es preciso conocer cuál es el método de cálculo elegido en cada caso para su obtención.
Como magnitud, la forma más habitual de obtener el cash-flow de una empresa es añadiendo al beneficio neto del ejercicio aquellos gastos que no han supuesto movimiento de tesorería, es decir que no han generado pagos, entre los que se encuentran fundamentalmente las amortizaciones. Estas reflejan la depreciación sufrida por el inmovilizado intangible, el material y por las inversiones inmobiliarias, pero no suponen salida de dinero de la empresa. También se añaden otros gastos como las provisiones contables que reconocen obligaciones futuras de la empresa o las correcciones de valor de elementos patrimoniales que se realizan, por ejemplo, cuando se tienen dudas de que un cliente vaya a pagar sus facturas.
El problema surge si tratamos de conciliar este cash-flow como magnitud con la diferencia observada entre el efectivo o equivalentes al final del ejercicio y al inicio del mismo, es decir, con el cash-flow como tesorería generada o diferencia entre cobros y pagos del período.
Realmente el cash-flow como magnitud lo que mide es el potencial de generar recursos líquidos de una empresa, pero dicho potencial puede haberse aplicado en su totalidad a generar tesorería o haberse destinado a variar otras partidas del balance. Por ejemplo, las ventas de un ejercicio que no han sido cobradas al finalizar el mismo suponen un aumento del saldo de clientes, sin embargo, su efecto no se refleja todavía en la tesorería, lo harán cuando se cobren. De forma paralela, las compras no pagadas al finalizar el período, suponen un aumento del saldo de proveedores, pero no afectan aun a la tesorería, lo harán cuando se paguen. Por tanto, solamente coincidirán cash-flow como magnitud y como tesorería generada si no se han producido variaciones en otras partidas del balance que hayan consumido o aportado recursos líquidos. Suponiendo que en una empresa solo se hubieran producido, a efectos de liquidez, las variaciones de clientes y proveedores comentadas, habría que realizar a la cifra de cash-flow magnitud un ajuste negativo por el aumento del saldo de clientes y otro positivo por el de proveedores, para obtener el movimiento real de tesorería en el ejercicio.