El tejido productivo de Cantabria ha empeorado el deterioro de su riesgo de crédito en el último año. El 21% de las empresas de la región presenta un riesgo máximo o elevado de impago. Esto supone un deterioro de dos puntos frente a 2023 y de siete frente al 14% que registraba este indicador antes de la pandemia. Ese es uno de los datos más relevantes que ofrece la radiografía del tejido productivo cántabro elaborada con la solución de analítica avanzada Insight View.
El 19% de las empresas de la región se concentra en el sector del comercio, que representa el 23% de la actividad económica. El sector industrial, que supone el 7% de las empresas de la región, tiene un importante peso económico que alcanza el 34% de la cifra de negocio, impulsada principalmente por el químico, la metalurgia, la alimentación y la automoción. Los sectores vinculados a la construcción y el inmobiliario tienen también un peso importante en el tejido (27% de las empresas), pero su incidencia en la economía es sensiblemente más reducida (5% de la facturación). Les siguen en importancia la hostelería (13% de las empresas, 2% de la facturación) y los servicios a empresa (12% de las empresas, 2% de la facturación). El peso del sector primario apenas tiene representatividad (2% de las empresas, 1% de la facturación).
La distribución por tamaños empresariales muestra una fuerte dispersión. El 77% del tejido está compuesto por microempresas que, sin embargo, apenas generan el 8% de la facturación total. En el otro extremo, la gran empresa, que representa el 1% del total, produce el 56% de las ventas de un tejido productivo que muestra una enorme madurez. El 19% de las empresas, que acaparan el 50% de la facturación, tiene más de 25 años. Otro 38% de las empresas, que representan el 22% de las ventas empresariales, ha sido creado en la última década.